La vida es un maratón / La Columna J
“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños”: Mario Benedetti
El pasado 27 de octubre del presente año, se llevó a cabo el maratón de la ciudad de Aguascalientes, teniendo cada año una mayor participación y siendo un ejemplo de cómo la sociedad puede enfocarse en dinámicas loables y propositivas. Es un día en donde distintas organizaciones se suman a la dinámica de este evento; en cada kilómetro hay alguna persona o agrupación que da aliento y ánimo a los corredores, con mucha disposición y entrega ofrecen barras energéticas, bebidas hidratantes y agua. Es algo verdaderamente increíble.
El maratón tiene su reseña en la antigua Grecia, precisamente en la batalla de Maratón en donde el gran estratega militar -Temistocles- combatió y venció al líder persa Darío, tras un combate agotador y desafiante los griegos lograron obtener el triunfo, cuando eso sucede, Filipides es designado para ir a llevar la noticia a la ciudad de Atenas, ubicada a 42 kilómetros de distancia, después de correr y dar el anuncio, el soldado cae muerto por la
fatiga del recorrido.
Existen grandes coincidencias entre un maratón y la vida, no cabe duda que la vida no es una carrera de velocidad, es de resistencia. Correr es un ejercicio liberador y muy completo, está prácticamente en la posibilidad de la mayoría, personas destacadas de distintos ámbitos como lo pudieran ser desde Barack Obama hasta el ex futbolista David Beckham, refieren que realizar una buena carrera por la mañana les ayuda a tener días más productivos. El ejercicio libera la tensión y ayuda a tener las ideas más claras.
Correr un maratón implica muchos meses de preparación, del mismo modo requiere concentración, disciplina y una buena alimentación; al mismo tiempo el entrenamiento previo es un gran bendición, cada semana se van sumando kilómetros, el cuerpo se empieza a moldear para que el día de la carrera se pueda llegar a la meta, al igual que en la vida siempre estamos avanzando tratando de alcanzar algo, y en el camino se presentan mil y un situaciones que pueden tratar de detenernos, pero así mismo mil motivaciones por las cuales tenemos que seguir avanzando, entendemos perfectamente que claudicar no es una opción.
“No te rindas, que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros, y destapar el cielo”.
He tenido la oportunidad de correr un medio maratón y tres maratones en los últimos 5 años, y una de las esencias más gratificantes es poder ofrecer la carrera a alguien, tener la emoción de escoger tu playera y ponerle alguna dedicatoria, la primer carrera se la dedique a mi madre, la segunda al equipo político al que pertenezco y a una agrupación de hombres libres y de buenas costumbres denominada “Tolerancia” y la tercera a mi futura esposa; estoy seguro que cada participante tiene una razón por la cual correr, y un motivo por el cual llegar. Como humanos entendemos que la peor batalla es aquella que se abandona, una imagen que no se puede borrar de la mente es cuando ves a tu familia del otro lado de la meta, el cansancio y la fatiga se desdibujan de la existencia y algo sucede, pues después de 41 kilómetros y mil pensamientos, tu cuerpo retoma la energía y acelera el paso, no cabe duda de que la fuerza también viene del pensamiento.
Cada kilómetro que se corre tiene un gran significado, así como cada año de nuestra vida, decía Lincoln que “al final no son los años de tu vida, sino la vida de tus años”, por supuesto que hay momentos en donde se quiere abandonar la carrera, en donde te detienes y ves que hay gente tirada y ya no se mueve, o los que se acalambran y sabes que no llegaran a la meta, pero insisto, la vida no es una carrera de velocidad, la vida es seguir adelante teniendo como guía a los ideales, porque el carácter es destino y la valentía siempre tendrá su recompensa.
Hay quienes preguntan, ¿y que ganas corriendo un maratón?, la respuesta para mí es que sueltas el tiempo, gastas energía, pierdes posiblemente tiempos de convivio, pero es indudable que ganas una conquista sobre ti mismo.
La gente que piensa en lo finito vive para vencer a los demás, pero la gente que piensa en lo infinito vive para vencerse así mismo. Todo mi reconocimiento para todos los participantes de este maratón,
“Abrir las puertas, quitar los cerrojos, abandonar las murallas que te protegieron, vivir la vida y aceptar el reto, recuperar la risa, ensayar un canto, bajar guardia y extender las manos, desplegar las alas e intentar de nuevo, celebrar la vida y retomar los cielos”: Mario Benedetti
IN SILENTIO MEI VERBA
Roberto Valdés Ahumada